domingo, 10 de septiembre de 2017
1, el insomne
¿Quién corre en el aire frío de la madrugada?
Esos pasos de espanto persiguen
lo que ya no puede regresar.
¿En qué orillas arde todavía
la memoria,
corazón?
A los tumbos
anda la luz
buscando tu nombre
en las ventanas.
15, vía temperley
con las últimas sombras de la madrugada
bajamos del tren en la estación desierta
caminamos un trecho, desde lejos
vimos pasar el furgón negro
se iban con él nuestros susurros
los besos y caricias
separados (de) nuestros cuerpos
ahora extrañamos esa pasión
26, actos de habla
pregunto qué es la soledad
niego conocer el infierno
afirmás la lluvia y el bosque
las montañas y el mar
los trigales
etcétera
pegás con tres lágrimas en la pizarra
la foto sin nombre de una mujer
que te mira y te llama
refuto que haya cambiado algo
detrás del flamante decorado
agitás verbos en el viento
recojo una a una las letras ardientes
de un alfabeto calcinado
hablás para una sombra
no escuchás de qué te hablan
aviso que no iré a ninguna feria
con mi vanidad en alza
prevenís una herida
preferís no amar
(proferís insultos inútiles al cielo)
aligerás el discurso
de ripios y centauros
pedimos una birra
ponemos nombres esquivos al deseo
eludimos mencionar el ocaso de los dioses
cuando cae la noche
en el centro de la plaza
conjuramos los demonios
de la tristeza
30, correspondencias
¿Qué dirán mañana de nosotros los objetos de nuestra codicia?
¿Adónde huyó el silencio que abrigabas como a su semilla
la fruta?
¿Pudiste leer algo en la inclinación de las ramas sobre el río?
Hoy nos extraviamos en la hondura de un deseo.
Vayamos entre las palabras como quien camina sobre papel
de arroz.
La belleza es el riesgo de ir más allá de la línea de sombra.
Rafael Gabino Britez, A espaldas de la noche, Ediciones del Dock, 2017
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